(De)Construccion de Arte Contemporáneo

Registro de actividades de curatoria y escritura, más comentarios de pasión y/o aburrimiento por el mundo del arte.

22.3.08

TEXTO : VICTOR CASTILLO



VICTOR CASTILLO  SANTIAGO MORNING:

Víctor Castillo realizó una pintura mural que tituló de igual modo que la sección de Santiago en la Bienal. Sin embargo, como texto inscrito al interior de la composición pictórica, la frase adquiría un cariz alentador: ya no era el mero nombre de un equipo de fútbol, sino un grito para que la ciudad despertase.
Basado en las manifestaciones callejeras de los estudiantes secundarios que acontecieron durante el primer semestre del 2006, Castillo elaboró una obra que, como el cómic hoy y las columnas romanas ayer, narra en continuo un evento, mediante micro escenas sucesivas. Cada una de las partes constitutivas es la versión en látex de fotografías de prensa de la época. Como un documentalista, Castillo seleccionó varias tomas desde Internet y las reprodujo
(o post produjo) prácticamente a escala natural, en una sala circular que potenciaba la sensación envolvente.
Esta obra fusionaba varias capas de trabajo pictórico y gráfico: la puesta en muro propia del arte callejero, el imaginario de la historieta popular, la composición de planos y perspectivas de la pintura clásica y el chorreo de la abstracción gestual, que en este caso se plantea como símil de los gases lacrimógenos de la represión.
Castillo, como hiciera Goya en sus escenas de la guerra, y con la atmósfera siniestra propia de las pinturas negras, aborda desde el dolor el imaginario de la rebelión contemporánea: bajo la reunión de los planos pervive entonces el afán de dar cuenta de una situación fundamental a sus ojos, así como la intención de recuperar la pintura como vehículo de la Historia.
La tensión estaba puesta desde luego no solo por el tema, sino porque siendo una pintura mural al interior de un espacio de consagración, como el Museo, la amenaza de desaparición de esta obra era paradojal y contraria a su planteamiento de registro.
Esta obra extremaba, entonces, el carácter de disposición al devenir del arte callejero, recuperando a la vez discursivamente el imaginario socialista de la brigada Ramona Parra.
Esta suerte de Capilla Sixtina de los Ángeles Rebeldes, en cuanto escena, estaba santificada por la monumental representación de la
Virgen del Cerro San Cristóbal, que portaba en sus manos una trenza de salchichas, así como por la presencia de querubines. Estos personajes ciertamente eran convocados como sátira a la pintura rococó, pero también reforzaron la idea de bendición social dada por los escolares: la crisis de la educación chilena que creíamos sería salvada por la fuerza de la masa unida y los discursos de ni un paso atrás, fue una ilusión recuperada que se la debemos a ellos.
La pérdida de la fe se la debemos a los otros.